También, los jugadores de la defensa dejaban sus guantes alrededor de la zona de seguridad y del infield al concluir una entrada. Al terminar el turno al bate volvían y recogían su guante para defender nuevamente. Esto duró hasta finales de los años 30s.
En los inicios del béisbol el bateador tenía derecho a exigir al lanzador dónde quería que le lanzara la bola.

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